¿Cómo ha cambiado el perfil del prestatario en los últimos 10 años?

¿Cómo ha cambiado el perfil del prestatario en los últimos 10 años?

En la última década, el mercado de los microcréditos ha experimentado cambios revolucionarios que han transformado radicalmente el perfil de sus clientes. A principios de la década de 2010, los prestatarios de las IMF solían ser personas que se encontraban en una situación de extrema necesidad y no tenían acceso a los créditos bancarios tradicionales. Hoy en día, se trata de un usuario digital activo que valora la rapidez y la comodidad por encima de un tipo de interés mínimo. Este cambio se debe a la madurez tecnológica de las IMF, a los cambios normativos y al aumento general de la educación financiera.

Evolución del perfil sociodemográfico

Los cambios más notables se han producido en la edad, el nivel de ingresos y el lugar de residencia del prestatario. Los microcréditos han dejado de ser exclusivos de los sectores más desfavorecidos de la población.

Cambio de prioridades por edad: de la madurez a la juventud

Anteriormente, el núcleo de clientes de las IMF lo constituían personas maduras y jubiladas que tenían problemas para obtener créditos debido a su edad o a sus bajos ingresos fijos.

Hoy en día se observa una afluencia de la generación joven. Esto se debe a varios factores. En primer lugar, los jóvenes son usuarios digitales activos y no temen las operaciones en línea. En segundo lugar, este segmento suele tener ingresos irregulares (trabajo autónomo, trabajo estacional), lo que los hace menos atractivos para los bancos, pero ideales para la puntuación flexible de las IMF.

Los jóvenes utilizan los microcréditos como herramienta inicial para crear un historial crediticio o para comprar gadgets y pagar cursos en línea.

Geografía y urbanización

En el pasado, las IMF se asociaban a menudo con pequeñas oficinas en regiones y zonas rurales, donde la infraestructura bancaria estaba poco desarrollada.

Ahora, gracias a la digitalización, la imagen del prestatario se ha urbanizado. El volumen principal de préstamos en línea se concentra en las grandes ciudades. Sin embargo, las IMF siguen siendo importantes en las regiones pequeñas, ya que proporcionan inclusión financiera donde no hay sucursales bancarias.

No obstante, el prestatario online medio es un habitante de una ciudad grande o mediana que valora la posibilidad de solicitar un préstamo desde su smartphone, desde casa o desde el trabajo.

El impacto de la digitalización y el big data

En los últimos años, las empresas de crédito han comenzado a utilizar la inteligencia artificial y el big data para evaluar a los prestatarios. Esto ha influido también en la imagen del cliente. Si antes los factores principales eran los ingresos y la existencia de un trabajo oficial, hoy en día se analiza una amplia gama de parámetros:

  • hábitos financieros;

  • historial de pagos;

  • comportamiento en Internet.

De este modo, el prestatario se ha vuelto más «transparente» para el prestamista.

Por un lado, esto da la oportunidad de obtener un préstamo a personas sin un historial crediticio tradicional. Por otro lado, aumenta la responsabilidad: cualquier acción imprudente se registra y se tiene en cuenta en el futuro.

Cambio de actitud hacia las deudas

El prestatario actual tiene una actitud mucho más relajada hacia los préstamos que hace diez años. Si antes el préstamo era una «medida extrema», ahora se considera un instrumento financiero normal. Los jóvenes no temen contratar varios productos crediticios al mismo tiempo, lo importante es que se puedan controlar cómodamente.

Al mismo tiempo, ha aumentado la alfabetización financiera. Cada vez más clientes se interesan por las condiciones por adelantado, comparan ofertas y tratan de evitar comisiones ocultas. Esto hace que el prestatario sea más consciente y exigente con los prestamistas.

Conocimientos financieros y responsabilidad

Otro cambio clave ha sido el aumento del nivel de conciencia financiera. Los prestatarios han comenzado a comprender el peligro del endeudamiento excesivo. Ahora son más disciplinados con los pagos y utilizan con mayor frecuencia la posibilidad de amortización anticipada para reducir el sobrepago.

Han aprendido a planificar sus gastos y a utilizar los productos microfinancieros de forma selectiva, sin abusar de ellos. Esto demuestra la madurez del mercado en general, en el que ambas partes, tanto la empresa como el cliente, son responsables del resultado de la colaboración.

El impacto de las crisis y la pandemia

Las perturbaciones económicas de los últimos años, incluida la pandemia de COVID-19, también han influido en el perfil del prestatario. Muchas personas recurrieron por primera vez a los microcréditos precisamente en este periodo, cuando surgió la necesidad de adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones.

El teletrabajo y el aumento del número de autónomos y freelancers han hecho que los microcréditos sean muy demandados entre quienes antes no los necesitaban. Ahora son una herramienta para mantener la estabilidad en condiciones de ingresos inestables.

Personalización y nuevos productos

Los prestatarios actuales esperan de las IMF no solo dinero, sino también servicios adicionales. Han aparecido productos híbridos: préstamo + seguro, préstamo + reembolso, programas de fidelización y bonificaciones por amortización puntual.

Esto ha cambiado la percepción de los microcréditos: ahora se asocian no con el riesgo, sino con la comodidad y el beneficio. El prestatario ideal de los últimos años es una persona que sabe cómo utilizar estas herramientas y sacarles el máximo partido.

Retrato final del prestatario moderno

El prestatario moderno de una IMF es una persona que valora la rapidez, la transparencia y la comodidad. Tiene conocimientos financieros, sabe planificar su presupuesto y utilizar los microcréditos como herramienta para alcanzar sus objetivos. Sus motivos son diversos: desde gastos cotidianos hasta inversiones en educación o negocios.

La principal diferencia con respecto al prestatario de hace diez años es la percepción. Hoy en día, los préstamos se han convertido en parte de la cultura financiera, en una herramienta de flexibilidad y tranquilidad. Ha desaparecido la vergüenza social que sentían los clientes de las IMF hace 10 años. Tener un microcrédito se ha convertido en algo normal, aunque sigue siendo caro para el uso diario.

Conclusión

En los últimos diez años, la imagen del prestatario de las IMF ha cambiado radicalmente. Se ha vuelto más joven, más culto, más seguro y más diverso en sus objetivos. El microcrédito ha dejado de ser la «última oportunidad» y se ha convertido en un servicio cómodo que ayuda a las personas a vivir al ritmo del mundo moderno.

Esta transformación refleja no solo el desarrollo del mercado microfinanciero, sino también cambios más amplios en la sociedad: el crecimiento de la digitalización, el aumento de la alfabetización financiera y el cambio de actitud hacia el dinero. Hoy en día, el prestatario no es una persona en una situación difícil, sino un participante activo en el ecosistema financiero.

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