¿Por qué las IMF no temen la competencia con los bancos?
A primera vista, el ámbito financiero parece un campo de batalla en el que reinan sin oposición los gigantes bancarios. Cuentan con una historia secular, enormes capitales, una red de sucursales y la confianza incondicional de la mayoría de la población. Parecería que las microfinancieras no tienen cabida aquí.
Sin embargo, la práctica demuestra lo contrario: el mercado de las IMF no solo existe, sino que está creciendo activamente. ¿Cuál es su secreto? No compiten con los bancos cara a cara, sino que ocupan hábilmente los nichos que los bancos, por razones objetivas, dejan de lado.
El mercado español, como cualquier otro en Europa, demuestra claramente esta división de roles. Las IMF no temen a la competencia aquí, porque juegan en otra liga. Su fuerza no reside en la lucha por los grandes clientes corporativos o las hipotecas para villas junto al mar, sino en la flexibilidad, la rapidez y la accesibilidad para aquellos a quienes los bancos suelen cerrarles las puertas.
¿Qué son las IMF y en qué se diferencian de los bancos?
Las microfinancieras son empresas que conceden pequeños préstamos a particulares y pequeñas empresas. Trabajan con rapidez, con un mínimo de documentación y, a menudo, en formato online. A diferencia de los bancos, las IMF:
no exigen garantías ni avalistas;
no comprueban el historial crediticio con tanta rigurosidad;
no imponen productos complejos (seguros, tarjetas, cuentas);
se centran en las necesidades urgentes y cotidianas de los clientes.
Los bancos son instituciones universales que trabajan con grandes sumas de dinero, créditos a largo plazo, inversiones y clientes corporativos. Sus procedimientos son más complejos, los plazos más largos y los requisitos más estrictos.
Razones por las que las IMF no temen a la competencia
La competencia entre los bancos y las empresas de microfinanzas es más bien nominal. Cada sector atiende a su propio segmento del mercado.
Diferentes públicos objetivo
Los bancos se orientan a clientes con ingresos estables, empleo formal y buen historial crediticio. Las IMF trabajan con quienes no entran en estas categorías:
estudiantes y jóvenes;
autónomos y freelancers;
trabajadores temporales;
migrantes y residentes de zonas rurales;
personas con historial crediticio negativo o inexistente.
En España, por ejemplo, una parte importante de la población trabaja con contratos temporales o en el sector informal. Para estos clientes, las IMF son la única fuente de financiación accesible.
Simplicidad y rapidez en lugar de burocracia
Una de las razones clave de la sostenibilidad de las IMF es su rapidez. Obtener un préstamo en un banco puede llevar varios días o incluso semanas: hay que reunir los documentos, pasar una verificación y esperar la decisión del comité de crédito. En las IMF, el proceso es más sencillo:
rellenar la solicitud en línea lleva entre 5 y 10 minutos;
la verificación se realiza automáticamente;
el dinero se ingresa en la cuenta o tarjeta en una hora.
Este enfoque es especialmente apreciado en situaciones en las que se necesita dinero urgentemente, por ejemplo, para un tratamiento médico, una reparación o el pago de una factura. Además, las IMF suelen trabajar sin necesidad de acudir a la oficina. Para los clientes de ciudades pequeñas o aquellos que no quieren perder tiempo en desplazamientos, esto supone una gran ventaja.
Flexibilidad y adaptación
Las IMF se adaptan rápidamente a los cambios:
lanzan nuevos productos para necesidades específicas;
implementan aplicaciones móviles y chatbots;
utilizan puntuaciones alternativas (basadas en el comportamiento, el rastro digital);
ofrecen préstamos incluso sin ingresos oficiales.
Los bancos, como grandes estructuras, actúan con lentitud. Les resulta difícil cambiar procedimientos, introducir innovaciones y probar soluciones no estándar.

Inclusión financiera
Las IMF desempeñan un papel importante en la ampliación del acceso a las finanzas. Prestan servicios a quienes antes estaban excluidos del sistema bancario. Esto es especialmente importante en regiones con un bajo nivel de bancarización. En España, a pesar de la desarrollada infraestructura bancaria, hay grupos de población a los que les resulta más fácil recurrir a las IMF, especialmente en condiciones de inestabilidad o necesidad urgente.
Modelo de negocio: el tamaño importa
Las IMF y los bancos tienen modelos de negocio fundamentalmente diferentes, lo que les permite evitar un conflicto directo en materia de precios.
Diferencia en el importe del préstamo y los plazos
Los bancos trabajan con grandes cantidades (hipotecas, grandes créditos al consumo) y plazos largos (de un año o más). Las IMF se centran en microcréditos a corto plazo (de varios días a varios meses).
Esta diferencia de escala significa que a los bancos simplemente no les resulta rentable gastar recursos en tramitar y gestionar un préstamo pequeño, ni siquiera a un tipo de interés bajo. Para las IMF, en cambio, estos pequeños créditos son su principal producto y fuente de ingresos.
Alto precio del riesgo
La principal diferencia es el tipo de interés. Las IMF no compiten con los bancos en cuanto al precio. Su alto tipo de interés es una compensación por el alto riesgo crediticio y la rapidez operativa. El cliente que recurre a una IMF acepta conscientemente el alto precio del préstamo.
Por lo tanto, las IMF no intentan competir con los bancos en el rango de precios «del 5 al 15 % anual», sino que crean su propio segmento de precios, más caro, pero más accesible.
Mitos sobre la competencia
Existe la opinión de que los bancos «desplazarán» a las IMF si comienzan a ofrecer productos similares. Pero en la práctica esto no ocurre. Las razones son las siguientes:
los bancos no están interesados en los microcréditos, ya que son poco rentables y arriesgados;
los bancos no están dispuestos a trabajar con grupos vulnerables, ya que los costes son demasiado elevados;
los bancos no pueden garantizar la misma rapidez y accesibilidad, ya que sus procesos son más complejos;
los clientes de las IMF a menudo no cumplen los requisitos bancarios.
Así, las IMF ocupan un nicho que los bancos no quieren explotar.
¿Cómo refuerzan su posición las IMF?
Para no solo sobrevivir, sino también desarrollarse, las IMF utilizan varias estrategias. La primera de ellas es la digitalización. Las plataformas en línea, las aplicaciones móviles y los sistemas de puntuación automatizados reducen los costes y agilizan el servicio.
La personalización es otra estrategia. Las IMF analizan el comportamiento de los clientes y ofrecen condiciones individuales: descuentos, bonificaciones, prórrogas. Además, algunas IMF ponen en marcha programas de educación financiera, ayudan a los clientes a planificar su presupuesto y a evitar la trampa de la deuda.
Conclusión
Las IMF no temen la competencia con los bancos, porque operan en un nicho diferente, con otros clientes y según otras reglas. En lugar de luchar entre sectores, optan por una coexistencia razonable, en la que cada uno desempeña su papel. Y en este equilibrio, las IMF se sienten seguras.